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106 CONGRESO REGIONAL Jestis, que cual fuente de encendida caridad, no podia menos de traducirlo al ex- terior: por todos los medios posibles posefa a Jests: Jestis en el corazén; Jests en la boca, Jestis en los ofdos, Jestis en las manos, en suma, Jestis en todo su cuerpo.: (1) Y el Serdfico Doctor San Buenaventura, coincidiendo en sus afirmaciones con Celano, nos asegura que doquier el Santo Padre Francisco escuchare o nombrare el dulce Nombre de Jess, quedabase absorto por algunos momentos, como si percibiera en sus adentros notas de arrobadora melodia, 0 como si gustare sabroso manjar. (2) Mas no tan solo con la palabra y el ejemplo recomend6 a sus hijos el Se- rafico Padre la devocién y estima al Sacrosanto nombre de Jesds, sino lo. que atin vale mas, se las dej6 por escrito inculcadas en su Testamento por las si- guientes palabras: <Y los Santisimos nombres del Sefior y sus palabras escri- tas en cualquier lugar no decente que las hallare, las quiero recoger, y ruego sean recogidas, y en lugar honesto sean colocadas.» (3) Bien pronto las caldeadas y penetrantes palabras del Santo Fundador halla- ron eco en el coraz6n de muchos de sus hijos, pertenecientes a las tres Orde- nes Seraficas y ahora es un Beato Gil, quien se extasfa al meditar y oir Nom- bre tan celestial; mas tarde es un San Luis, Obispo de Tolosa, fraile menor; muy luego son Santa Cunegunda, reina de Polonia, Clarisa, y Santa Coleta, la gran reformadora de las Clarisas, y no muy lejos aparecen los Terciarios Beato Juan de Massalcio y la Santa Penitente Margarita de Cortona, que a imitacién de Francisco, profesaron todos amor ardiente y profundo respeto al mas Santo de los nombres. El Nombre de Jesus se- gun el Serafico Dr. San :—: Buenaventura :-: A todos los mencionados llevé la palma el Sco. Dr. S. Buenaven- tura, que por ser, junto con el Pa- dre S. Francisco, el principal ini- ciador en la Orden de tan fructife- ra devoci6n, merece nos detenga- mos un fanfo en poner de mani- ® fiesto que si bien San Bernardino de Sena y San Juan de Capistrano se cree que son los introductores de la devocién al Dulcfsimo Nom- bre de Jestis, aSSan Buenaventura cabe a lo menos la honra de haber _ encendido, con sus escritos y ejem- Escudo que usaba San Buenaventura 7 graron la Familia Franciscana, aquel santo ardor por tan nueva y hasta enton- ces no pensada devocion, con la diferencia de que el Sco. Doctor se contuvo (1) Celan., Vit. 4. lib. Il, Cap. XI. (2) +S, Bonav., Legenda 1.a, Cap. X, ed. Quarachi. (3) Testamen. S. F, “ plos en los miembros que reinte- ries
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