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sus faltas, y con buenas costumbres vencer las malas, y con frecuentes actos de virtud correr por la senda de la perfección; de manera que todos nuestros ejercicios re- sulten en alabanza y gloria de Dios, y en edificación y provecho del prójimo. Q201. Encargamos también á los religiosos que no apelen fuera de la Orden contra sus Prelados, conside- rando que no hemos venido á la Religión para pleitear, sino para llorar pecados, reformar la vida y llevar la cruz de la penitencia en seguimiento de Cristo, que se some- tió con paciencia á los juicios humanos, aunque injustos é impíos; pero si alguno quiere recurrir, hágalo ordena- damente, esto es, del Guardián al Provincial, de éste al General, del General á la Sda. Congr. y al Sumo Pontífi- ce, advirtiendo que está prohibido á los religiosos, bajo penas muy graves, apelar á otros tribunales, especial- mente seglares. 202. Y para que los castigos impuestos con buen fin no sean impedidos ni siniestramente juzgados, y se tenga mayor libertad para proceder contra los delincuen- tes, se prohibe que los secretos de la Orden sean revela- dos fuera de la misma, especialmente los que atañen á procesos ó causas disciplinarias y criminales; y quien los quebrantare, sea gravemente castigado por el Ministro ó Capítulo, ya sea Provincial, ya General. 208. Porque el buscar las noticias inútiles del siglo y cultivar amistades mundanas sirve de grave daño á la vida espiritual y de admiración ó escándalo á los segla- res, por serindicio de que fastidia el servicio de Dios y se está en el convento con el cuerpo más que con el es- píritu; para evitar estos y otros inconvenientes, y que nuestras almas se dediquen á la meditación de las cosas celestiales y nuestro corazón se llene del dulcísimo Jesús, se ordena, al tenor de los cánones sagrados, que ningún fraile, especialmente si es joven, mande ó reciba cartas sin permiso del Prelado. Los estudiantes durante los estu-

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