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RO fuere de ejemplar y santa vida, claro y maduro juicio, fir- me y ardiente voluntad, sabiendo que la ciencia y elo- cuencia sin caridad no edifican, antes bien destruyen; pues, según $. Gregorio, fácilmente es despreciada la pre- dicación del que lleva vida disipada. (1) Adviertan los Prelados con diligencia que en imponer tal oficio no sean aceptadores de personas, ni se muevan por amistad ó fa- vor humano, sino puramente por la honra de Dios, cui- dando más de que haya pocos predicadores y buenos, que muchos é insuficientes, á ejemplo de Cristo, suma Sabi- duría, que entre todos los hebreos eligió solamente doce apóstoles y setenta y dos discípulos, habiendo hecho an- tes larga oración. (2) - 180. Cuando el P. Provincial con los Definidores y Lectores, después de aprobar á los estudiantes, redacten el atestado para pedir al P. General el título de predica- dores, háganlo todos juntos, cuando están reunidos en Congregación y no separadamente por vía de cartas, Di- chos PP. certifiquen con juramento que los nuevos sacer- dotes han estudiado siete años cumplidos, y que por el aprovechamiento en los estudios, y por el examen que han sufrido los consideran aptos para el ministerio de la predicación; y en cuanto á la vida y costumbres los apro- barán ó ñó, según el dictamen de la propia conciencia; y aprobándolos, darán fé de ello al P. General, tomando an- tes los votos secretamente. : 181. Para que en los sacerdotes jóvenes no se enti- bie nunca el amor al estudio, sino que se acreciente cada día más con gran provecho de ellos, se ordena que termi- nados los estudiós y obtenida la patente de predicador, estén sujetos por cinco años á sufrir un examen anual, en la forma y tiempo determinado por el P. Provincial, de las materias dogmáticas, morales, litúrgicas y de Re- gla. Y recordando que el Sacerdote es Angel del ¡Señor y custodio de la ciencia (3) dado por Dios á los hombres pa- () Hom. XII in Evang. (2) Luc., VI, 13. (3) Malach,, Il, 7; Ose.,IV, 6.

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