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— 59 — 107. Para que se guarde mejor la pureza de la Re- gla y el debido orden en las cosas divinas, juntamente con la altísima pobreza, se ordena que en nuestros con- ventos ya edificados haya lo menos doce religiosos, los cuales, reunidos en nombre del dulcísimo Jesús, vivan unidos y concordes, procurando subir siempre á mayor perfección; y como verdaderos discípulos de Gristo ámen- se de corazón, sobrelleven sus defectos recíprocamente y ejercítense de contínuo en el amor divino y en la caridad fraterna, dándose mútuamente buen ejemplo y haciéndo- se violencia para sujetar las pasiones é- inclinaciones vi- ciosas; porque, como enseña nuestro Salvador, el reino de los cielos padece violencia y los que se la hacen á sí propios son los que lo alcanzan. (1) 108. Y como quiera que la total renuncia de todo lo terreno es el medio más apto para enfrenar las pasiones, alcanzar la perfección, aumentar en nosotros el amor di- vino y mantener la' caridad fraterna, de tal suerte que dis- frutando en la tierra de la paz y unión de los bienaventu- rados, merezcamos más fácilmente el reino de los cielos; se ordena, al tenor de las constituciones apostólicas, que en todos nuestros conventos y portodos nuestros religio- sos se observe la perfecta vida común; (2) la cual consis- te esencialmente en que todos los bienes, limosnas, emo- lumentos, regalos y cuanto reciban los religiosos por cual- quier título que sea, se entregue al Superior y se destine á las necesidades de la Comunidad, de la cual debe recibir cada uno la misma comida, igual vestido, y todo lo de- más que sea necesario. Los Superiores,sin exceptuar nin- guno, sean los primeros en dar ejemplo y observar la vi- da común, y después con fortaleza y santo celo obliguen á los súbditos á la indispensable observancia de la mis- ma. Y adviertan los PP. Provinciales que,si en su Provin- cia no está en vigor la perfecta vida común, quedarán (D) Matth, XI, 12. (2) Ce. Trid., sess. XXV; Clem. VIIL, 25 'Ilunii 15009; Pius IX, 12 Apr. 1851.