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Novela histórica “7 aún no se lo habia ofrecido—ni el otro lo había rechazado —lo re- tiraré, pues. La taza le temblaba en las manos. Y como Orlando viese que más bien que decirlo lo hacía, quiso detenerla y tranquilizarla diciéndole. —Pero ¿por qué os váis, hermana mia? ¿Os ha sobresaltado que os amo con todo mi corazón, con toda mi alma, y pongo por testigo á Dios? Tenéis razón. Pero también os digo que es el no saber ex- presarme para inspiraros confianza; y como aún no puedo hablaros con entera libertad cuanto yo siento, me expreso como puedo, y debéis dispensarme, pues en mis pensamientos, en mis palabras y obras procedo con la más recta intención. Retiro las palabras malsonantes, ó que puedan ser interpreta- das mal. Yo quiero decir que me encuentro bien aquí, que debo la vida y alegría después de Dios, que se ha compadecido de mí, á vuestros cuidados; quiero decir que yo no soy libre, que mi cora- zón está aquí cautivo de gozo, que espero aún más, mucho más, y por eso no me voy, que os estoy con toda mi alma agradecido, que os haría cualquier favor y haría cualquier cosa que me pidié- seis aunque me costase un sacrificio. ¡Oh! Yo no sé qué más decir- le, hermana, para inspirarle confianza á que me escuche lo que quiero preguntarle. Vaya, vaya á la Superiora, y digale si necesi- ta mil francos, cinco mil, cuanto me haya dejado y me envie en adelante mi padre; yo lo daré gustoso para la Comunidad, para mejoras del establecimiento, para los demás heridos, ó para los enfermos pobres que cuidais fuera. ¿Puedo yo hacer algo que más le agrade, hermana? —¡Oh, sí! Pero no me atrevo á pedirle, porque... —Pidalo hermana, que lo tiene concedido. Tengo riquezas, tengo influencias. Píidame, pídame, hermana ¿qué es lo que quiere? —Que se confiese, porque no habrá cumplido con Pascua, y para dar gracias á Dios como lo harán también otros heridos, con- fesando y comulgando el próximo domingo. Ya llamaré al Padre Capellán del hospital para que le confiese, ó á Monseñor nuestro : Rmo. Arzobispo —Hermana... gracias á Dios que nos hemos entendido. Me ofre- ció lo primero que quería pedirle, y me ha respondido á lo que yo quería preguntarle entre otras cosas. Y hay aquí Obispo ¿verdad?
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