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Ni Ss E aida = hilas 7 US 200s Se RUMNNaron « er á salir del poche, le faltaba la respiración, Y = 3 > huía de sus plantas; que no hay enfermed como la honda, la profunda enfermedad amigos desconfiaban de verle va jamás ni en salón. Martina, cuando después de la plática del Cardenal, revek de toda una vida de sacrificios no aeradecidos, avá hablar á Ser Francisca y abrazar semejante estado, miró á su hija sorprendida, casi dando crédito á lo que oía y veia. Raquel, mal humorada y aburrida de no baber empleado todo ese tiempo arriba con Orlando, dijo muy seca: vamos, mamá. Están siempre fingiendo y repre- sentando carnavales estas papistas. Dió media vuelta muy brusca, y tropezó al salir con el agua bendita. Ella se retiró y salió con asco, La pila le había parecido una escupidera del hospital. La selecta concurrencia se retiraba edificada, si bien, unos en- tre parabienes y felicitaciones á la recién profesa, y otros con lá- grimas en los ojos y pena en el corazón. Nadie se detuvo á la renovación de votos, especie de confirma- ción de propósitos, que á los cuatro años hacía, sin presencia de nadie de la familia para su consuelo, Sor Leona, una religiosa sen- cilla, humilde, hija de Bayona, la antipática á Raquel,

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