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is E ES y PR > porn (YE Y) Nam RRE 3 , CAPITUL LO V Del pacto con el demonio y de la práctica diabólica en el trato con los Hombres dntosaldl humana. La ciencia cristiana conoce completamente este misterio de ini- quidad, y contesta, que el contrato se obtuvo y se obtiene siempre por medio del pacto entre el espíritu diabólico. En el pacto se es tablece una consigna, mediante la cual, intervendrá el demonio para adivinar ó producir otros efectos maravillosos ó maléficos. No siempre este contrato, como lo llama S. Agustín, es explici- to; generalmente basta que sea implicito, mientras el hombre pon- ga voluntariamente la señal que otros convinieron, pronunciando, por ejemplo, tales fórmulas ó cumpliendo tales actos. Aún por el pacto implícito es culpable el hombre, por lo general, porque no ignora que aquellos medios, que por sí mismos no son idóneos para el objeto, vuélvense aptos por intervención diabólica. No es esta una sencilla y engañosa hipótesis, sino sólida doctri- na, fundada en la divina revelación bíblica, corriente y constante entre los doctores católicos desde los Santos Padres (1) hasta los profesores de teología de nuestros días. La supone evidentemente el Ritual romano en aquellas pala- bras: «Ordena el exorcista al demonio que diga si se halla deteni- do en el cuerpo del energúmeno por alguna operación mágica, por (1) Consulte el lector á Santo Tomás: 2.* 2se q. 122, art. 2, ad. 9, A AKIO A O A A A E amm A er

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