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xy Apéndice mancia, ó sea del arte de hacer venir (así lo pretende) á las almas del otro mundo. ¿Quién no sabe lo que eran los nigromantes y sus trazas y sus combinaciones y sus cábalas? En cuanto á la adivinación del porvenir, nada más explícito que los testimonios de que va hecho mérito, de Tertuliano, San Agustín y Santo Tomás. Ellos dan no poca luz en la cuestión, y el por qué de la virtud divinatoria de Luzbel. Poseer momentáneamente y hablar lenguas desconocidas, lo mismo que la vista de sucesos á largas distancias, ya lo hemos di- cho que el demonio puede presenciarlo y darlo á conocer.

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