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x1v Apéndice Ya lo dijo La Civiltá al terminar su «Espiritismo en el mundo moderno». El demonio quiere un culto, y los apóstoles que toman á su cargo el propagar ese culto, se llaman espiritistas... su arma principal son sus prestigios. Y lo que decimos, apoyados en sólidos documentos, de los efec- tos del espiritismo, lo propio podemos afirmar con argumentos no menos seguros de los efectos desastrosos del hipnotismo. Puede verse la obra del P. Franco «Hipnotismo». Dice en el cap. 32. To- dos los fenómenos hipnóticos, aún los más inocentes en apariencia, son sospechosos. Aún los fenómenos más sencillos, llevando contraseñas diabóli- cas. La enemistad del hipnotismo con la religión. (Parag. 6). Tales son los efectos de la magia moderna. Ya Tertuliano dijo en su tiempo que el diablo es la mona de Dios: con sus prestigios quiere esta bestia sangrienta simular en alguna manera las obras divinas, pero todas ellas se quedan á cien leguas de los verdade- ros milagros, y no tienen otro fin próximo que el de satisfacer las pasiones y las curiosidades pecaminosas de las almas. El fin último es apartarlas de la Iglesia de Jesucristo, arrebatarlas á Dios y condenarlas.

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