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5 Apéndice xn á una encarnación siguen otras y otras cien mil por siglos infini- tos, sin que por consiguiente debamos temer el infierno tan espan- toso para los que viven y mueren en pecado, en desgracia de Dios? Ciertamente, quien tiene todas sus delicias en las cosas de la tierra, quien no aspira á otra cosa mejor que los goces sensuales, i y puede alcanzarlos saltando resueltamente la valla de la moral y de la ley divina, poco se entristecerá porque en castigo de sus maldades se le condene después de muerto á reencarnarse una y mil veces hasta conseguir la felicidad de la vida eterna. ] El asesino, el ladrón, el deshonesto, el adúltero, el indomable soberbio, los más grandes criminales, los más cínicos pecadores, E todos, todos podrían burlarse de Dios como de una infeliz € impoten- te mujerzuela, diciéndole con triunfante descaro: podrás castigarme aquí cuanto quieras, y después podrás alejarme de tí el tiempo que te dé la gana, pero al fin, obligado te verás á darnos el cielo como á los más grandes santos. e tt tido La ley de Dios queda destituída de sanción conveniente en la hipótesis impía del espiritismo; y quien admite en su corazón esta doctrina engañosa, no tendrá de seguro otra norma en todas sus acciones, sino el humillante apetito del placer sensual, como si fue- ra una bestia destinada á vivir en un establo. | i o 13 ' pS Tampoco se ha de olvidar lo que dijo á la faz de Europa el se- ñor Arzobispo de Burdeos. Lamentándose el ilustre Prelado de los progresos del espiritismo, le atribuye entre otras cosas gran nú- mero de casos de demencia y una terrible cifra de suicidios. (1 Pero más aun que todo esto dice lo sucedido en los Estados de América en 1848. Apenas dieron principio las manifestaciones es- piritistas, en la que tanta parte tomaron la familia Fox y Doúglas Home, llegaron á comunicar con los espiritistas unas quinientas mil personas, y bien pronto se dejaron sentir los efectos, notándose un aumento considerable de crímenes, asesinatos, divorcios, locuras y suicidios. (2) En vista de tantos crímenes se acudió al Congreso de la Nación en los Estados Unidos. Estos hechos son del dominio público y nadie puede negarlos porque en su día los acogió toda la prensa de Europa. En ellos va dibujada la fisonomía del espiritis- mo y llevan marcada su frente con el sello del infierno. 1) «Carta Pastoral» 1563, 2) «Perujo» refut. del libro «Roma y el Evangelio».

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