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e ó | AMEN mio sE pa RA: e 514 Historia de una Cubana rren. Créeme que lo deploro más con el hijo que me queda, Orlan- dito. Siento haberlo tenido. Quisiera más que hubiera muerto con su madre, ó que muriese luego mientras es niño inocente. Estoy viendo lo que le espera; y mi conciencia, y mi obligación es edu- carlo católico, Aún tengo el sentimiento vivo y recto delante de Dios, por eso ahora comprendo claramente lo terrible que será para mí presentarme á su divino Tribunal á dar cuenta de los dos. Ruega por mí. Estoy horrorizado. En este año que aquí llevo, ya me he dejado de todo. No sé lo que haré, ni cómo me las arregla- ré, ni qué sucederá de mí. Protestante no quiero serlo; pero tam- poco puedo practicar como católico. Los compromisos con la logia son, en lo que respecta á la religión, 1.2 abjurar el catolicismo, pero ya ves que yo en mi corazón seré siempre lo que he sido sin poder convencerme nadie de lo contrario. 2.? Procurar que todos mis hijos pertenezcan á la hermandad, apartándolos de todo lo ca - tólico. 3.2? Denunciar á los individuos de la logia, do quien me conste un acto católico. Todo esto bajo las más terribles penas. Aún me han dispensado otra formalidad de ingreso en atención á mis padrinos, (1) mi cuñado y su antiguo socio. No te la digo cuál es pórque te horrorizarías. Pero gracias á Dios no la hice. ¡Ah! si pudiese una cosa. Quisiera fuese ya mayor mi niño, y si Dios no me hace la gracia de llevárselo inocente, mandarlo ahí para ser educado católico como yo sé que debe serlo. En fin, Dios dirá. Adiós, querido primo. León Martinez. De todo esto nada digas á mi casa». Ya hemos visto cn qué ocasión, con qué motivo, y por cuál equivocación llegaron á manos de Orlando estos documentos. Por cierto, que Hereford no abundaba entonces en los mismos senti- mientos que cuando los escribía á su primo, siendo Orlando niño recién nacido. Oro y más oro hubiera dado porque tales do-- cumentos estuviesen destruidos cual pensaba, y porque jamás llegasen á su hijo. La conciencia, poco á poco, se había acostum- brado, se había endurecido, encastecido. Algo más fácil le era en- tonces no pasar adelante, de lo que le era ahora volver atrás. En cuanto á Orlando, el contenido fué una espina tan puuzante (1) Fué en atención á no horrorizarlo de buenas á primeras.

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