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| Al AN AN A 512 Historia de una Cubana Pero vino, según ella, á dar el pésame á la familia por la muerte de tu papá (q. e. p. d.) y que del pueblo marchó á Fuenterrabía á verse con tu mamá y hermanos. Es lo más probable que de allí haya ido á San Sebastian, á Bilbao, á Santander y Cuba. De cierto nada sé. Sólo extrañaba una venida para esa emba- jada. Todo queda ahora explicado. Respecto á tu matrimonio con protestante, y en país protestante, creo será para tí una verdadera calamidad; mucha fortuna tempo- ral, pero voluntariamente expones tu vida eterna. Es nada envi- diable tu suerte. Si á cualquiera lo desaconsejaría, de tí, primo mío, quisiera ver bien lejos esa desgracia. No has de hacer tú á la fa- milia como Dios manda, sino que tú vendras á ser lo que tienes prohibido. Bien lo sabes, bien lo conoces, y ya lo presientes. Con todo, si das el paso ten bien presentes tus estrictas obligaciones. Ahí como en España, estás obligado á ser prácticamente católico, apostólico romano, cualquiera sea el modo de obrar de esa familia; y con palabra y obra debes de defender tu santa religión. No has de ser tú quien debe callar con la verdad, dejando al error el campo. Trasluce á qué te expones. Por algo el Sumo Pontífice Be- nedicto XIV juzgó tales matrimonios detestabilia, quae Sancta Mater Ecclesia perpetuo damnavit, atque interdixit. ¡Cuánto mejor fuera que todos los católicos se conformasen con el sentir de la Santa Madre Iglesia! Después de hechas las cosas conocen su mal paso dado. Advierte que si te empeñas en llevar eso adelante, debes pedir licencia que sólo el Romano Pontífice te puede conceder. Las condiciones bajo las cuales te concederá la licencia son: 1.* que no haya peligro de pervertirte; 2.* que si tienes familia, tanto niños, como niñas, han de ser educados en la Reli- gión Católica. Fíjate bien, y no pases por eso de los niños en la religión del padre, y las niñas en la de la madre; 3.* que tengas una razón grave para tal matrimonio. Así ha contestado poco antes de morir, nuestro Santísimo Padre Gregorio XVI á un Obispo de esas tierras, al de Friburgo, si mal no recuerdo, en 23 de mayo de este mismo año 1846, y lo mismo te repetirá Pío IX actual reinante. Entiéndete antes con el Prelado católico, busca al cura párroco. En cuanto á la masonería, primo que- rido, no te hagas tú ilusiones ni te dejes engañar. Ahí, aquí y en todas partes, la masonería será siempre lo contrario de la ser-

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