BCCPAM000521-3-32000000000000

Novela histórica 495 El Abate no sabía cuál había sido el resultado de la entrevista con D.* Brígida por la mañana, y sospechó que había dado pala- bra de casarse sin ninguna intención ni voluntad; antes con toda repugnancia, violencia y amargura de su corazón. —Señora, explicaos—le dijo—pero ante todo decidme cómo estáis. —Mal, señor Abate, muy mal. Ya me ve que apenas si puedo respirar. —Pues yo deseo que os cuidéis. Y por más de que D.* Brígida ha rehusado siempre mis ofrecimientos para V., diciéndome que gracias á ese señor, para mí desconocido, todo le sobraba, y que yo podía atender á otros pobres feligreses de mi parroquia, no obs- tante, debo también atender á V., y deseo me diga con entereza confianza si desea una consulta de médicos ó alguna especialidad para su alivio. —Gracias, Abate, nada necesito. La pena me ahoga desde que se me habló de tal cosa. No siento ya morir, no. Pero ¿ 'asarme?... ¿casarme?... ¡Oh! eso me mata. —-Ninguna obligación tenéis, señora, de casaros. Sois entera- mente libre, y sólo poderosisimas razones, que nadie sino vos debe juzgar, pueden moveros, nunca obligaros á dar un sí. —Pero, Dios, Dios recibirá este sacrificio en satisfacción de mis pecados. —Es muy cierto, si lo hacéis con ese santo fin. Pero Dios tam- poco os obliga. —¿Nó? ¿no me obliga Dios? —No. No tenéis la obligación de hacer ese sacrificio. —Pero es que lo he hecho ya en penitencia de mis pecados. -—Pues si lo habéis hecho ya en penitencia de vuestros peca- dos, creedme que Dios lo ha recibido ya en todo su valor y lo en- contraréis á vuestro favor en cuenta; más tampoco la bondad de Dios que premia los sacrificios del corazón hechos por El os obliga á Casaros. —De modo que, ¿bajo ningún concepto ofendo 4 Dios no casán- dome, ni aún después de haberle hecho el sacrificio de mi corazón? —Bajo ningún concepto; y sois tan libre como lo érais antes de hacerlo, como lo érais antes de recibir nada de ese señor, como lo érais antes de venir aquí. RR prob

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz