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A A A Amr AR RIN 484 Historia de una Cubana diciéndole, que la persona su bienhechora era el más santo que había conocido. Elisa miraba ya de otro modo las cosas de Dios y lo que se refería á santidad. Ya no se reía ni hacía alardes de in- credulidad. Al solo recuerdo de sus gravísimas faltas se la. notaba apesadumbrada, y no pocas veces se quejaba de que no «podía im- poner una ley severa á su corazón que le hacía traiciones pensando en Martínez más de lo que quisiera. Deseó vivamente conocer al canonizado por D.* Brígida, ver un alma tan bien nacida, edificarse con su conversación; y si le fuera permitido, besarle la mano, darle las gracias, decirle que no encontraba palabras para demostrarle su gratitud, ¡pero que si un día ella pudiese hacer algo en su favor, le creyese totalmente obli- gáda. D.* Brígida le aseguró trasladaría palabra por palabra al buen señor, y hacerse eco ante él de tan nobles pensamientos. Pero ¡oh! lo que ya no cabía en la cabeza de D.” Brígida, era lo que había oído en la inmediata conferencia con el santísimo varón. Si aquello era salirse de las vías ordinarias, si era aquello llegar al heroismo en la caridad divina. Ella había leído vidas de Santos» que habían descendido con su acrisolada virtud hasta abrazar en- fermos leprosos, pero una cosa es leerlo, y otra cosa es tener de- lante de sí un santo vivo, en quien cada día se sorprenden nuevos y más elevados grados de virtud. Estaba anonadada. Creía ella que era buena porque ejercía la caridad con aquella enferma por amor de Dios, pero ¿qué era ella ante aquel portento que supera- ba á cuanto habia leido de todos los Santos «en el año: cristiano? ¡Jesús! ¡Jesús! —¿Pero lo dice V. de veras, D. Roque? —Tan de veras, señora; que estaba yo esperando me dijese us- ted que esa mujer había vuelto al buen camino, para comunicarle aquel proyecto que quería madurar bien. —¡Jesús! ¡Jesús! Pero ¿V.: sabe como está de enferma y acha- cosa con su tos, su asma y su tísis? ¡Jesús! ¡Jesús! Dios me perdone si le hago algún daño al hablar de esto, pero lo dice el médico. Me lo figuro como está. Pero ¿qué quiere V.? He rogado día y noche por su conversión, Dios me ha concedido esa gracia, creó que el mejor modo de agradecerlo al Señor, es que llegue yo hasta donde pueda en mi caridad y abnegación, tomando por esposa aca - so la mujer más desgraciada que actualmente hay en Bayona...

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