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54 0 4 EY E EN EY CAPÍTULO VII Crece el dolor de la cadena sin arrepentimiento de fabricar eslabones NL día siguiente de la llegada á Bayona salía esta carta A para Cuba. ( al «Sr. D. Antonio Biren.—Habana. Muy Sr. mio: Cerca de cuatro meses que no se ha perdido de vista á la señorita, y esta es la hora en que todavía no aparece el canalla. Hemos estado en su mismo pueblo, donde creíamos que la señorita iba ya á cosa hecha. Hemos viajado mucho y con trances de apuro en nuestras pesquisas. Una noche en Irún creiamos tam- bien alcanzarlo ya con la puuta de nuestros puñalcs, y c>u0 suele decirse á boca de jarro de nuestras pistolas, pero resultó ser su hermano. Este obligaba á la señorita bajo pena de muerte á decla- rar el paradero del capitán, pero se convenció de que ni la señori- ta lo sabía. ¿Qué más queríamos nosotros sino que lo hubiera declarado? Pues nada; acabó todo como nna comedia. Entonces me convencí de que nadie sabe donde para. Hablaron de un ahogado ó suicidado. ¿Había de ser él? Actual- mente estamos en Francia. No sé que probabilidades tendrá para encontrarlo aquí. Yo creo que se ha venido á Francia desesperada ya de no encontrarlo en España, pues sabemos que la justicia lo re- clama, probablemente por indicación de V. ó por su estado militar. Ahora, V. dirá si nos quiere ahí á su servicio como antes, y que AMO TAIANA NIT ¡DOMTOTIET

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