BCCPAM000521-3-32000000000000

444 Historia de una Cubana Carlos recibió las llaves hasta con repugnancia. Se había con- vencido plenamente de que Elisa, siquiera fuese culpable en todo lo demás, ignoraba por completo el paradero de su hermano, y que su mayor ansia era que se le encontrase. Y así lo puso en co- nocimiento de las autoridades, Para cuando regresó á T.... ya te- nía noticia en el camino de que á su hermano se le buscaba, y de que había sido registrada su casa. Elisa se acostó ya aletargada y estuvo dos días entre la vida y la muerte. Cuando se creyó bastante fuerte, y estaba bastante debil llamó á Mari Josefa y le pidió la ropa para vestirse porque ya no podía estar más en la fonda y se iba. —¿Ha pagado por mí para más días aquel señor que se llevó los baules? —Señorita, aquel señor marchó, pero no ha llevado los baules ni han salido de esta habitación; y él, ni ha intentado tocarlos, ni yo se lo hubiera consentido sin vuestro conocimiento. —¿Ay? ¿y nada se ha llevado?—con agudísimo dolor. —Nada. —¿Tuvo, pues, alguna noticia que hace ya inútil mi oro? —Nada sé. Recuerdo sí que al marchar entró á veros y está- bais aletargada. Aquí en esta mesita dejó estas llavecitas, y dijo: «de nada serviría, me convenzo de que el ahogado de la Coruña es el suicida de mi hermano.» y Elisa no tenía aliento para respirar, por eso no sollozó, ni lá- grimas ya que verter, por eso no lloró. Sólo sintió una punzada que le hizo cerrar los ojos, un dolor agudo en el corazón que no pudo expresar exteriormente por aquel entonces, pero «ue allí dentro, muy adentro le quedaba como semilla nociva para dar á su tiempo su mortal fruto. Desde aquel día se le inició una afec- ción cardiaca que la martirizó toda la vida y al fin la ilevó al sepulcro. El Dr. Gorostarzu la visitaba ya mañana y tarde, y al ser lla- mado á deshora en ese día fatal para su salud, dijo: que aquella señorita estaba destinada á morir de algún disgusto. Cuando ya la vió algún tanto mejorada dentro de su gravedad, habló así á ella misma: —Señora, si está en vuestras facultades vivir totalmente retira- da y tranquila, hacedlo; si no, muy cerca está el fin de vuestros días.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz