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486 Historia de una Cubana nuestro querido hermano, pues su inexplicable presencia en esta su casa sería para mamá motivo de inquietud tan grande que teme- riamos por su existencia. Soy de V. con la más distinguida consideración, s. s. q. b. s.m. Carlos Martínez. P. D. Escribiré luego que sepa algo. Deseamos se alivie». La otra carta iba dirigida á Cuba y decía para el sargento Ro- dríguez, «Mi querido sargento: Como paisano y amigo me dirijo á V. ro- gándole con todo encarecimiento nos conteste á esta carta tan pronto como la reciba para que salgamos de ansiedades. Hágalo con toda claridad, pues han llegado á nuestros oídos algunos rumo- res que destrozan nuestra alma. ¿Está ahí mi hermano el capitán Martínez? Desde la muerte de mi papá (q. e. p. d.) que él nos par- ticipó con fecha 20 de julio no he sabido más de él. Una señorita á lo que parece de esa tierra, nos ha dicho que mi hermano León anda por España ó está muerto, que habrá muerto en Cuba. ¿Cómo entender esto sin más explicación? Si ha muerto en Cu- ba, ¿cuándo? ¿de qué? ¿cómo nada sabemos? Y si está en España, ¿qué ha hecho que se oculta de nosotros? ¿por qué no viene á casa? Yo no se qué hacer ni donde acudir. Y más que todo temo si en ausencia mía se recibe en casa una infausta nueva que sería golpe fatal para mamá. Disponga como guste de su antiguo condiscípulo, Carlos Martinez». Acentos de pobre música llegaban á oídos de Elisa en una tarde de octubre. Se asomó por la ventana en dirección á la plaza para distraerse en su eterno dolor, sin pensar que el espectáculo se lo había de aumentar. Vió una hilera larguísima formada por más de cuarenta mocetones como en procesión. A la otra acera que diría- mos, pero no tan distante, otra hilera de mozas con las trenzas colgando, sin más ostentación de joyas, Mozo y moza, y así todos asian un pañuelo á lo largo cada cual de un extremo. Era aquello su único bailar abrazados. Otro contacto era para ellos indigno de cristianos, inmoral, escandaloso. (1) Un viejecito hacía de músico, de batuta, de orquesta y todo junto. Llevaba colgando del cinto un (1) Habían bailado ya el aurresku, baile provincial,

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