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Novela histórica 491 de pundonor militar y desafiando la muerte había dicho que él se volvería á la Habana desde el primer puerto. Pero, esto, acaso significaba sólo que no disfrutaría los tres meses de licencia por tal medio concedida. Más no podía ella suponer que ya en España llevaría su palabra hasta el rigor de volverse sin visitar á su ma- dre para darle noticia y detalles de la muerte de su padre. Indu- dablemente Martínez pasaría un mes siquiera en su pueblo conso- lando á la familia hasta el próximo vapor, y aún tenía ella tiempo de verle, de disuadirle de volver, y hasta de hacerle retirar de la milicia, que éste había sido su pensamiento al obtenerle la licencia. Escribió, pues, una carta al Ministro de Ultramar con fecha 20 de agosto, y rogaba la dirección, provincia y pueblo del Coronel Martínez, fallecido en la Habana, el 20 del mes anterior. A los diez días, se cansaba de esperar. Mucho más había de tardar la contestación, pero pensó con mejor acuerdo dirigirse á la Capita- nía de Santander, y por fortuna, en la Oficialidad se encontró quien conocía al Coronel, y se le dió por escrito la dirección. El viaje lo tenía preparado siempre, y lo emprendió el 3 de septiem- bre. Los dos emisarios no tenían duda de que por convenio mutuo, se habían separado los amantes, y que no volviendo él, estaba pre- parando á la familia, y ahora iba ella ya á punto determinado, donde infaliblemente se encontrarian. Todo el largo trayecto de Santander á Tudela de Navarra y al pueblo natal de Martínez, fué para los malhechores un recorrido doblemente trabajoso por el exceso de cautelas y precauciones, siempre con el cuidado de no dejarse conocer, de cambiar bigote ó barba, de no engendrar sospechas, de enterarse con disimulo del punto á donde iba cada pasajero. Ya se bajaba uno, ya otro: ya se separaban de ella los dos caminando por sendas, llegando antes 6 después á los pueblos, pero ni en galeras ni en diligencias, nunca la perdieron mucho de vista. Tudela... con su mejana y Santa Ana. Murchante... tierra de vino. Uzgante y Pedriz con sus posibles catedrales de estilo futuro. Ablitas... trigo si llueve. Los pasajeros se iban entreteniendo mi- rando los pueblos de uno y otro lado de la carretera. Civitas Cas- catinorum Municipium Romanorum... ¿Qué? ¿Cómo ha dicho? ¿Qué dice V? Cascante, con sus cerillas de Angel Garro, las primeras de España, Tulebras, Monteagudo, Barillas, Novallas. Miren el

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