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PP ge 34 Equivocación... luntaria caridad, de la cual podéis también prescindir, pues nucs- tra obligación es pedir por todos; más por quien más lo necesita, y todos pediremos á Dios en comunidad y en particular por Raquel y vuestro hijo. —;¡0h sí, sí! Pedid á todos los que sepáis que estén en el cielo la salud para los dos, la boda de mis hijos, la felicidad de toda la familia..... y cuando hayáis conseguido de Dios eso, me parecerá todo poco para pagaros ó gratificaros. Como queráis. —Es que no sabemos si se conseguirá nada. Nosotras no pedi- remos á Dios ni á los santos que mejoren ó que empeoren, ni que se casen ó nó. ¿Pues qué pediréis? —Pediremos que se curen y se casen si les conviene para su salvación. Pero á pesar de nuestros ruegos y de todos los méritos de los Santos que invocamos para intercesores, que nada atienda Dios, sino que se haga su voluntad, que es santísima. Porque ¿si no les conviene? —¿Y cómo no ha de convenirles? Su felicidad, la nuestra, la de todos. Entonces vuestras oraciones y peticiones resultan siempre un pedir ridículo. Que es lo que yo ya sabía antes. —¡O0h no, no! Hay cosas que sabemos positivamente que con- viene, que Dios mismo las quiere, y que aun conviniendo y que- y peti- ciones nuestras y de otras personas que valgan ante Dios más que riéndolas Dios, no se consiguen sino con muchas oraciones nosotras. Esas cosas sí que pediremos en absoluto, y sin ese molesto si convienen, que tanto agrada á Dios como desagrada al hombre; y las pediremos para Vuestra Señoría, para su esposo, para su hi- ja, para el General y para el herido. —¡Ah!... gracias, gracias. ¿Y Dios les oirá?" —No. Si vuestras Señorías no quieren, no. Sí VV. SS. quieren, sí. —Todos queremos; todos, todos. ¿Qué pedirán? La Religiosa había llegado al caso de hacer un acto de merito- ria libertad, ó un acto de prudencia mundana para no disgustar á la persona. Ella se revistió de valor y optó por glorificar 4 Dios, y hollando el respeto humano contestó: Que Dios les ilumine á todos para conocer la verdad y el error, y les dé su gracia para verle, amarle y servirle, como El quiere ser visto, amado y servido.

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