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| ste SS 2 AA A E Novela histórica 387 — ¿Cuándo? ¿En dónde? ¿Cómo? —Lo sabréis todo, tío mio.—Y sacando la carterita le enseñó el borrador de la carta que había enviado ya al correo. Y como el tío le mirase indeciso después de leído,—nada objetéis— le di- jo Juan—deducid de todo ese comunicado por Elisa, que debo ser yo quien arroje de este mundo á ese miserable. —Bien; sea así, mi amado sobrino.—Dijo Biren después de re- flexionar un breve rato.—Vos podéis vivir ó morir, pero de seguro que él ha de quedar alli. Estas terminantes y textuales palabras repitió después Juan á su prima para satisfacción de su infalible venganza; añadiendo por su cuenta que ella lo había pensado muy bien, mejor que ellos, no exponiéndose á ser viuda á los ocho días de casada, y que po- día quedar satisfecha, pues en toda eventualidad sería muerto el infame. Elisa guardó bien estas últimas palabras, y no necesitó más para escribir inmediatamente al capitán. Luego que se vió sola tomó la pluma y le comunicó lo siguiente: «Mi querido Martínez: que yo sea descubierta no me importa, pues no me afecta la muerte. Pero no puedo resignarme á que mue- ras tú, que eres mi alma y mi vida, y además en todo esto eres el más inocente. Tu muerte estaba decretada irremisiblemente para el 1,” de agosto después de la gran parada militar, cuando ya por la noche te retirases á casa. No puedes huir, bien mío, y sería inútil publi- cases ó dieses parte por tales amenazas, pues te llenarías de ridí- culo y no por eso evitarías nada. Créeme, vidita, contesta á la carta que habrás recibido ya de mi primo, que asistirás puntualmente al duelo el día 20, á la hora y en el sitio señalado, pues si no contestas luego que asistirás á la cita, es bien cierto que adelantarán tu muerte sin darte lugar á la defensa. He indicado á mi primo la pistola, si le toca elegir arma, porque sé que es la de tu predilección. Ellos han jurado que te quedarás allí; yo te juro á tí que si vienen á casa satisfechos de su intento, te vengaré y me vengaré dando á todos un veneno, aunque vayamos al sepulcro en el mismo día papá, mamá, mi primo, tú y yo. Que seas feliz y acertado te desea tu despreciada Elisa que no descansará un momento para ponerte á salvo de la muerte que te amenaza».
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