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Novela histórica 367 hora de despedida, y las familias se reunían para desfilar ante el cuadro de la Reina, prometiéndose asistir en el próximo domingo, á la función de gala que se representaría en el teatro. Elisa exigió á Martínez que iría á saludarla á su palco. ¡Pobre Elisa! No comprendía cuánto amaba el peligro, cuánto se exponía á perecer en él, y que desde la orilla de aquella noche, el mar la llamaba agua adentro hasta sumergirla en sus abismos. Clarita envió luego á su amiga Elisa un anillo riquísimo con un brillante rosa magnífico, habiendo hecho grabar en él el nombre de León y Elisa. Elisa vió el capricho de su amiguita, y ella á su vez tuvo otro; el de enviarlo á Martínez en una cajita mayor, y con una tarjeta en que le decía: quedaos vos el anillo. Y si de todos modos, queréis que lo tenga yo, ha de ser con la condición de que aceptéis ese reloj. Elisa. Martínez no sabía qué hacerse. Conocía que era expresa volun- tad de Elisa retener aquel anillo, por su historia, y por ser así de- vuelto, como regalo de él. Por otra parte, el magnífico reloj con leontina de brillantes formando el nombre de Elisa entre leoncillos de oro, le dejaba in- deciso. ¿A título de qué iba á usarlo? ¿Con qué correspondería él? Cierto que la espléndida cubana de nada necesitaba; pero ¿era eso caballero? Después de reflexionar y sin abrir siquiera el reloj ni ver lo que había dentro, pensó contestarle y devolverle ambas joyas con una tarjeta en que le decía con admirable laconismo. Srta. Elisa: Confirmaos una vez más de que no soy galante. No puedo decir con verdad que sois correspondida en vuestro afecto porque ni para lisonjear sé mentir; pero, sí os digo, que estoy ud- mirado de vuestra generosidad. Por eso os guardo en mi corazón un afecto acrisolado de gratitud. Sabéis muy bien que en la esca- la social yo ocupo casi casi el primer peldaño que se encuentra al levantar el pié; vos estáis tan elevada que casi pisáis el último. No soñéis, pues, unir el cielo con la tierra. El anillo es vuestro por el capricho de los jueces; respecto al reloj no me llevéis á mal que también os lo devuelva, pues jamás tendré yo lo que corres- ponde á su uso. Vuestro servidor, León Martínez, Elisa esperaba impaciente el resultado de su misiva. Hubiera A A A A e E AA ci

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