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386 Equivocación... jurisdicción de una misma parroquia. Orlando lo tenía ya todo arreglado con su cura rector. Puesto que la boda no habría de ve- rificarse bajo las bóvedas de Iglesia católica ni protestante, dejó á Martina la elección de Palacio, y ésta eligió el Bamberg. Aquí debía reunirse lo más granado de ambas familias poderosísimas Bamberg-Klopstoch, con todas sus amistades y relaciones. En na- da de esto se metió Orlando. Martina corrió con todas las invita- ciones, y fué para él aligerarse de un grande agobio. No sabía cómo corresponder al Duque Waldersee cuya presencia le agradaría, pero de buena gana hubiera incurrido en la falta de omisión por invitar también á Palmira. Los dos se presentaron. Ella deslum- bradora como una joyería real. Omitimos la descripción del regio ornato que Martina preparaba para tal acto, como también omitiremos la del lujo increíble de todo el acompañamiento. Y quede dicho, que en hermosura, rique- za y buen husto descollaría entre todas aquellas eminencias, la que como pocas reunía en su persona todo conjunto, Raquel, la reina de la fiesta. El tiempo prefijado había transcurrido veloz é inadvertida- mente entre tantas ocupaciones. Ya las Religiosas se habían visi- tado con la Superiora y Hermanas, y supiraban por el día de agre- garse definitivamente á la Comunidad. El General las invitó si tenían gusto de esperar y asistir á la boda, pero ellas, que ni un instante habían consentido despojarse del santo hábito, se excusaron. Bien hubiera querido Hereford que su hija asistiese á la boda de su hermano, pero debía guardar cautelas, y ninguna razón tenía que justificase aquella extraña presencia. El se encargó de presentarlas á la Comunidad, y Orlan - do ofreció á la Superiora sufragar todos los gastos de un hospital y Colegio para pobres, católicos ó protestantes, por la gratitud que debía al instituto. De la boca de Sor Francisca no salió jamás palabra por la cual nadie pudiese sospechar el parentesco de Sor Leona con tan altos personajes. Con esa condición, ó6 imposición, el Cardenal convi- niéndolo todos, le había enterado de algo en N...

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