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Novela histórica 257 viar dos letras al correo y en cuanto se levantó lo cumplió—y en este caso continuaba Orlando—también tenemos el pleito ganado. Bismarck aborrece de muerte el catolicismo, pero en él, mayor que el odio al catolicismo, es el amor al oro palanca que á juicio suyo mueve el mundo. Creo, pues, que pudiendo hacer tan fácil- mente de tí y de tu dote dos cosas distintas y separadas, no ha de estar en él la mayor oposición. Que de tí disponga quien quiera, no ha de importarle mucho como de tu dote á favor de Prusia pueda disponer él en una necesidad. La mayor oposición está en mamá. ¡Pobre mamá! Es religiosísima hasta el fanatismo, pues de tal debe calificarse lo aferrada que está á su error. Si estuviese en la ver- dad, puesto que en la verdad no cabe fanatismo, mamá sería una gran santa con superior espíritu. Aprecia tu alma, más que todo el oro del mundo, y te ama tanto como antes me amaba á mí y ahora me compadece. Y ya que á mí me juzga perdido, no quiere que tú también te pierdas conmigo. Que te cases con un moro ó con un judío que cree en Dios pero no en Jesucristo, con un ateo que ni en Jesucristo ni en Dios cree, eso no le afectaría la conciencia tanto como casándote con un papista. Piensa que todos respetarian tu pura fe, limpia de todas las prácticas que manchan en la Iglesia Romana; y que ninguno de ellos tendría interés en que dejases tu ercencia por la suya; pero casándote conmigo cree que te moles- taré, que te atormentaré, que te martirizaré hasta que confieses y comulgues en la misma fe católica. ¡Pobre mamá! De veras la compadezco. Si á lo menos su fervor exagerado, por lo erróneo, fuese ilustrado como el de vuestros grandes Pastores que para no contradecirse á sí mismos concedie- ron que teniendo fe también puede salvarse en la Iglesia Católica Romana..... Pero nada; mamá no admite esa indulgencia para unas gentes á quienes por indignas negaría el aire, la luz, la tierra, el fuego y el agua. Para ella, así como la cosa más grande y digna de todo premio en el cielo es la fe pura, por consecuencia lógica, el papismo que la mancha con sus obras, es lo más odioso y digno de todos los castigos de Dios en el mundo y de todos los tormentos después en el infierno. A mí, Raquel, la verdad en que gracias á Dios estoy, no me la ha impuesto nadie. La verdad es como el amor, no se impone, se inspira; y si no, no se abraza, no se acepta. Confieso que yo estaba de buena fe en el error Po pero

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