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ANNAN mic e Ñ GA AS Ex a. ss = ns A AS de e E edel aa ma 254 Equivocación... pensó que habrían convenido ya entre familia casarse y vivir en Londres ó Viena donde tan grandes intereses tenían. Durante este breve coloquio del Rey con Orlando, Bismarck decía á Martina y David: de todos vuestros millones, el Estado no podía contar en ese caso ni con un céntimo. Orlando los deposita- ría luego en el banco del purgatorio para misas de difuntos. Es el banco más acreditado y más productivo á juicio del papismo. An- tes los arrastraría el Rhin en billetes de Banco—contestó acalora- da Martina. David sólo opuso que Jehová no consentiría la mayor de las desgracias en la descendencia de Abrahán. Pues guardad bien uno ú otro--opuso Bismarck—ó todo junto. Quiero decir, ó la hija, ó el dote de la hija; que si nó, el papismo batirá las dos man- dibulas á la vez y por mucho tiempo. En el Palacio Bamberg había una desesperada. Raquel que desde la salida de la familia no había cesado de llamar, de man- dar, ordenar y marear á todo el servicio, que mirasen, que viesen, que avisasen pronto si volvían. Su impaciencia no era por saber todo lo sucedido en el convite, pues ya suponía se habria reducido todo, como otras tantas veces, á un acto de cortesía. Pero sí de- seaba ver cuanto antes á Orlando, porque sólo le había saludado un momento por la mañana, y tenía que comunicarle algunas co- sas de la conferencia habida la noche anterior con su mamá y con su padre. Además ignoraba lo sucedido á él, y sólo sabía por su mamá que también á la misma hora estaba en conferencia con su padre. No estaba menos impaciente Orlando por regresar y noti- ficarle la pregunta y casi expresa voluntad del Monarca. Pero esto debía ser á solas, porque la alegría que les produciría el aconte- cimiento había de ser la tristeza de una derrota para su mamá. Luego de llegar dió esta orden en secreto á una doncella. Avise V. á la camarera de la señorita la prevenga para que no pregunte por mi. Yo iré cuando los papás hayan estado con ella. Eisenach á su vez le entregaba un parte. Era de Bayona. La enferma se- guía mejorando un poco. Había nueva consulta por la tarde y también telegrafiariía por la tarde el resultado. El parte había lle- gado á las 12, y por la noche hubo otro en, que le comunicaba la Superiora que todos los médicos opinaban que no había ya temor de nuevas complicaciones, y que por tanto la enferma estaba ya libre de todo peligro de muerte,

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