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Novela histórica 253 do sea bleneplácito de V. R. M.—¡Ah! pues, lo que ha de ser, pronto—replicó con viveza el Soberano—yo tengo ya en mente mi regalo de boda, y espero que mis Principes...—miró á un lado y otro á todos, y todos se sonrieron é inclinaron la cabeza. Qué diera Orlando porque Raquel hubiese oído la pregunta del Rey! Y qué hubiera dado Martina porque tal pregunta jamás salie- ra de la real boca! Sintió Martina algo así como si se enmoheciese y despuntase el arma última que pensaba esgrimir para dar el golpe de gracia contra tal matrimonio. El General pensó un mo- mento que Martina tenía razón: que efectivamente, su hijo era la hipocresía personificada al contestar así á S. M.R., teniendo y: convenido con él el pronto viaje á Bayona, para ratificar el matri- monio con la papista. ¿O está loco mi hijo?— Pensó también el General. —Casi lo prefiero. El convite acabó, y antes de retirarse el Rey del salón del té, llamó á Orlando invitándole á pedirle una gracia. Convite y ofre- cimiento, todo iba dirigido á agradecer y á tener propicio el re- pleto Banco Bamberg. Seguro que si el Reino hubiese hecho ya la tal pregunta so- bre la boda que casi equivalía á su voluntad expresa, Orlando le hubiera suplicado ahora su beneplácito real para casarse luego con Raquel. Pero eso estaba ya concedido. Ahora, pues, ante el ofrecimien- to del Rey reflexionó un momento, y contestó: la gracia que supli- co á V. R. M., es el retiro de la milicia para mi papá y para mí, sin sueldo. Sin que esto quiera decir que Prusia no nos tenga á su disposición siempre, donde quiera que estemos. El Rey se sorpren- dió sobremanera, pues era la petición que menos se esperaba. Hijo mio—le contestó abrazándole: inválidos como vos, no deben pasar nunca al cuerpo de inválidos, sino estar á la cabeza de las avan- zadas para animar á mi ejército á todos los heroismos. Orlando callaba á pesar de la réplica real, pues no tenía inten- ción de retirar esa súplica ni quería otra gracia. Ante aquel silen- cio significativo, el Rey no quiso dejar sin efecto su palabra y con- testó 4 Orlando: Concedido el vuestro. También el retiro de vues- tro padre, pero cuando él lo pida. Respecto al sueldo del retiro no admito su cesión porque sería sentar un mal precedente. Guillermo lie | E L á

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