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16 Equivocación... necesito yo antes vuestra contestación. Enteráos de la carta. «Bismarck á su grande amigo el General Hereford: Salud. S. M. Guillermo y los Príncipes Reales, al mismo tiempo que se fe- licitan viendo en vos á Prusia triunfante en Francia, participan de tu dolor por la desgracia que personalmente te aflige. Enviamos con la presente á nuestro primer médico como prueba de interés y afecto, y abrigamos grande esperanza de que salvará átu hijo si llega á tiempo. Puede V. E. proponer para grandes premios y re- compensas á todos los que á juicio suyo se hayan: hecho acreedo- res, En cuando á Orlando, si vive, es la expresa voluntad de S. M. R. ascienda á Coronel. Y espero, mi querido General, que desde el recibo de ésta, diariamente nos tendrá al corriente del estado del herido. El Dr. Behring si no tiene una llamada á Pala- cio, quédese ahí hasta que pueda regresar á Berlín, con la grata noticia de que Orlando vive y fuera de cuidado. Vuestro fiel amigo que os envía un abrazo y con él toda la admiración, gratitud y entusiasmo de Alemavia. —Bismarci. ¿Qué decis Dr.?—Podéis contestarle lo que respecta á vos. Yo también le escribiré, General, diariamente el estado de Orlando. -—Está bien, Behring. ¿Habéis recibido aviso de Schoreh? Sí, vedlo aquí. «Los dolores cesan. El enfermo descansa.»-— Schorch. Este descanso podía ser un mal signo; agotamiento de fuerzas... No obstante en los términos en que está redactado el parte, no puede pensarse asi, tengo gran confianza en el Dr. Sehorch. Parece que os disponéis á marchar. ¿No sabéis que en la Capitanía tenéis alojamiento? —Si; y lo acepto. Gracias, General. Pero habéis de dispensarme por lo menos esta noche. Asi me lo ha rogado el Dr. Schorch, y aún sin ese ruego yo lo hubiera hecho. Es la noche crítica para Orlando. La fiebre ha de subir; creemos tendrá momentos desesperados, y ya.no llenaría fielmente mi mi- sión separado esta noche de la cama del herido. Por lo de casa, estad sin cuidado. Raquel ha de dormir muchas horas sin dar tra- bajo. Martina está prevenida que no debe levantarse: hasta maña- na, ni molestaros con preguntas. No entréis, pues, en su dormitorio á fin de que no tenga ocasión de preguntaros y afligirse por los partes facultativos. David queda acompañando á V. E. A sus ór- denes, mi General.

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