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E QU QU UY RU URI Ra => CAPÍTULO XII! Extraña metamórfosis de amor ¡[RLANDO volvió más aliviado en su emociones. Pensaba encontrar ya á Raquel como se lo había indicado, y acaso dormida. al acercarse á su habitación caminaba sobre puntillas para no despertarla. Entró y encontró á Raquel sentada á la mesa escritorio concluyendo una carta, y diremos mejor sin saber con- cluirla, pues la tenía ya cerrada, y estaba con la pluma en la ma- no, el sobre delante en blanco y sin saber á quién dirigirla. Orlando se la tomó, y como no daba explicación ninguna de aque- lla suspensión, rompió el sobre y leyó sin más dirección ni preám- bulo y con una letra, por cierto, bien distinta de la inglesa perfec- ta que trazaba estando bien: «Seguimos sin novedad nuestro viaje de boda. Creo que nues- tra luna de miel no tendrá menguante. Orlando, como siempre, ídolo sobre el altar de mi corazón, en- tre el incienso de todos mis pensamientos y afectos. En muchos días no he subido sobre cubierta, ni siquiera me atrevo á salir del camarote. Es atroz el mar. Aun ahora me parece estoy bajo la in- fluencia del mareo. Es deliciosa esta Nueva-York, pero creo estaremos aquí poco, porque Orlando se aburre en América.» Aquí es donde no supo ya qué escribir, y se le ocurrió tomar el sobre y cerrar. Acaso llevaba ya media hora sin atinar con la di- e» Sd A a AAA OIT

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