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PP”. : ps de ee AIRE eos 2 Novela histórica 159 quela V. allí, Judit. ¿Por qué hace V. tanto misterio, por qué mue- ve V. la cabeza? : —No, señora, tampoco está mi señorita allí. No la hemos encon- trado en todo el Palacio. Rato hace quería yo avisarlo á $. $. y aún ahora tiemblo. Y era la verdad, pues Judit daba diente con diente tan trémula que apenas podía juntar ni concluir las palabras. —¿Tal vez habrá salido al jardin para hacer con sus propias manos un ramillete de flores?... —Señora,—murmuró Judit al mismo tiempo que su semblante aumentaba si era posible la palidez.—La cama de la señorita Ra- quel está intacta, y todo en la cámara indica que la señorita no ha estado allí en toda la noche. Un estremecimiento general agitó á Martina de pies á cabeza al oir las palabras de la doncella. Sin embargo trató de reponerse, y resistía para no dejarse afectar de la actitud de Judit. —Hay en esto algún error— dijo aparentando una calma que estaba bien lejos de ella. —Veamos qué es lo que pasa. Entró en la habitación de Raquel, y allí todo estaba en orden. El vestido y las alhajas, tal como ella lo dejara todo la tarde an- terior. El lecho probaba también que nadie se había acostado en él. Las persianas estaban echadas, y el sol pugnaba por entrar. Mar- tina se dirigió á los balcones, y haciendo á un lado la finísima cor- tina de encaje, levantó ella misma una persiana para iluminarlo todo y ver mejor, —Efectivamente; nadie ha dormido aquí. Pero seguro, que mi niña, por uno de tantos caprichos, ha pasado la noche en los de- partamentos de verano. ¡Qué susto me hado V. Judit! Yo misma voy á ver. Judit la dejó ir sola para respirar más libremente. Ella ya ha- bía registrado también allí, y sabía que no estaba. Martina atravesó medio Palacio, después infinidad de salas y corredores; por fin llegó al departamento de verano. Rebeca, la segunda camarera de Raquel, estaba por allí tan aturdida y algo más que la primera, pues alguna culpa se echaba á sí misma, si bien ninguna culpa tenía. Ella había hecho un favor que con tanto sigilo, y sin decir para qué, se le exigía. ¿Y cómo
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