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QU RU LY RU RU RR CAPITULO XI Convite aguado en el primer plato : L sol iluminaba alegremonte el comedor de Bamberg; Él sus rayos caían rectos sobre la rica vajilla de oro == cincelado, de plata repujada, de cristal de Bohemia y de porcelana china. Macetas finisimas con delicadas y vistosas flo- res adornaban el lujosísimo local. David, Martina, Hereford y el Duque, ocupaban ya sus sillones y departian cariñosos y risueños, esperando á alguien para empe- zar el almuerzo que estaba ya servido en la mesa. —Las diez—dijo Martina algo impaciente oyendo y mirando al reloj—debe llegar luego Raquel con sus doncellas. Así, en efecto, era la orden dada el día anterior. Las doncellas de Raquel debían acompañarla hasta el vestíbulo del comedor, saliéndole allí al encuentro sus papás para presen- tarla al Duque. Martina se impacientaba más porque eran ya las diez y cuatro minutos y por ningún corredor se percibían pasos; sólo el ir y ve- nir precipitado de algún sirviente. —¿Cómo puede tardar tanto? —Preguntaba Martina á todos y á ninguno. Bamberg dió una contestación festiva, pero que no satisfizo á su esposa. Sólo en caso de repentina enfermedad podía tardar Raquel cin- co minutos ya, y dejar de ser puntual. Pero esto lo hubieran avi- sado las doncellas.

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