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3 / Toda. acta ci MA lr A RRA TT 154 Equivocación... tomarían el del diablo si de él estuviese escrito que todo lo puede, que para él nada hay imposible, fascinan más y mejor con seme- jantes representaciones escénicas, efectos puramente naturales de la física y la química. Con igual descaro se presentarían á hacer- lo todo en nombre del demonio si un cliente les dijese que no que- ría saber nada de Dios. Si se diese parte á la justicia y la justicia más cuerda que en permitirlas las persiguiese, si en vez de tantas promesas anuncia- das por ellas publicasen las víctimas los resultados obtenidos, en- tonces se verían, no los matrimoiñios arreglados, sino los desarre- glados por ellas, no los matrimonios realizados, al parecer impo- sibles, sino los asesinatos, los envenenamientos, y los suicidios. Pero el seguir engañando es lucrativo, y á nadie le gusta publi- -arse engañado. No puede negarse, que á veces esos charlatanes, ó lo que es peor algunos realmente entregados al demonio, hacen y dicen y aciertan cosas verdaderamente admirables, por permisión de Dios para castigo terrible de sus criaturas rebeldes, que apartándose de El, y contra su Iglesia, creen en agúeros, usan de hechicerías y cosas supersticiosas para sus depravados intentos; dejándolas Dios por justos juicios, que se confirman en la fe que han prestado á eso, haciéndose así dignas de los más severos castigos. A quien se hace digno de que Dios le pierda, primero Dios le deja que se cie- gue tomando lo negro por blanco, y viceversa. Dios concedía el don de adivinar y siempre sobre cosas buenas, á los santos, á los profetas. Al demonio, que ni siquiera él puede saber nuestro pensamiento, le ha dado por elegirse mujeres, que no serán santas ni fomentarán la santidad, pero que se llamarán adivinas, profetas. Y lo gracioso es que lo saben todo, incluso la suerte de la lote- ría conjeturando sobre el número, cuando á ellas tal vez no les ha caído jamás ni para un sombrero. odo lo pueden, y por cualquier medio, como la Sara de nuestro caso. Y es que la víctima infeliz se aturde ante el impresionable aparato mágico, y no tiene más jui- cio, más libertad ni más voluntad que la de la charlatana á quien se entrega. (1). 1) Al final de esta obrita diremos algo sobre los secretos de la magia mo- derna, magnetismo, espiritismo, hipnotismo. Raquel elige la adivinación...

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