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168 Equivocación... á dieciocho millones de mártires. Estáis muy bien dispuesto. Orlando miraba lánguido á los ojos del Prelado, pero no se atrevía á confesar sus ilícitas relaciones con la Duquesa infiel á su mafido. —Rogad á Dios que me dé fortaleza para todo. Fueron las últimas palabras que dirigió á S. E. I. En todo el año siguiente Orlando había estudiado mucho sobre lo mismo, pe- ro prácticamente no había adelantado nada, reprochándose ya él mismo su cobardía. En esto estalló la guerra de Prusia y Francia. El tenía ya 23 años, era Capitán, y acompañó á su padre en calidad de Ayu- dante. Nosotros hemos encontrado por primera vez á nuestros perso- najes en el asalto de la importante ciudad de N...

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