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98 Equivocación... Luego ha habido verdadera religión cristiana y cristianos ver- daderos, sin esta Biblia protestante y sin Lutero, y puede, por. con- siguiente, haber todavía verdaderos cristianos y verdadero cristia- nismo sin ella. ¿Puede V. negar que Jesucristo haya fundado una sola Igle- sia verdadera y no muchas, y contradictorias? Luego es indudable que entre tantas innumerables Iglesias que se dicen cristianas, porque algo tienen de Cristo y quieren tan divino origen, una sola es la verdadera Iglesia de Jesucristo, fundada por Jesucristo. El divino Fundador quiso un solo rebaño bajo un Supremo Pastor. Entiéndalo bien; bajo un solo Pastor Supremo, sin iguales, y menos opuestos. ¿Podéis negarme que: cuando apareció el primer protestante Lutero, con la pretendida protección de la Biblia, la Iglesia cató- lica existía ya desde 15 siglos antes? Luego esta Iglesia solamente es la que se remonta á los Apóstoles y á Jesucristo; y ella sola tie- ne autoridad para enseñar, obligación de enseñar, docete omnes gentes, y derecho á ser escuchada. ¿Puede V. negar, sin destruir su misma Biblia, que Jesucristo haya prometido soiemnemente y repetidas veces su asistencia di- vina á la Iglesia que fundó, y las puertas del infierno, ó sea todas las potestades inferiores, intelectuales con sus errores, ó civiles con sus fuerzas, todos los que se rebelan y protestan contra ella no prevalecerán? Luego esta Iglesia única de Jesucristo, con su asis- tencia divina, jamás ha podido caer, ni cacrá jamás en el error. ¿Puede V. negar que Lutero se separó de la Iglesia católica, apostólica, romana, única que él reconocía como verdadera Iglesia de Jesucristo hasta que de ella se separó? Luego no la reformó, sino que separándose de ella la dividió, llevándose ól sólo la asistencia del Espíritu Santo, y dejando mal parada la palabra de la verdad eterna, Jesucristo, que así faltaba abandonando á su Iglesia. ¿Puede V. negar que los protestantes han tomado la Biblia de la Iglesia católica y de nadie más? Luego tan sólo á la Iglesia ca- tólica pertenece el derecho divino de aclarar á los fieles este libro, y á nadie más, y menos interpretarlo, aumentarlo ó disminuirlo á su capricho como hacen ustedes, pues ya no lo tienen como se lo llevaron, mientras que la Iglesia católica lo tiene hoy como hace 1 9 siglos, sin cambiar, añadir ni quitar un punto ni una tilde.

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