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la rima es imperfecta; cuando existe igualdad se llama perfecta. A lo primero se le da tam- bién el nombre de asonancia y á lo segundo el de consonancia. Son, pues, consonantes los versos que en su última palabra tienen iguales todas las letras empezando á contar desde aquella vocal en que carga el último acento, como sucede en las palabras niño y cariño, cereza y riqueza: y son asonantes los que acaban con sílabas que tienen idénticas vocales y distintas con- sonantes, por ejemplo: perla y selva, santo y dorado, etc. Aquí se debe notar que por licencia poé- tica se reputan comunmente por consonan- tes algunas palabras que en rigor no lo son, pero que en la pronunciación casí tienen el mismo sonido; como por ejemplo: lleva y prueba, riqueza y princesa, como se ve en la conocida decima: Bendita sea tu pureza Y eternamente lo sea, Pues todo un Dios se recrea En tan preciosa belleza. A tí, celestial princesa, etc, Lo mismo pasa en los asonantes, como puede verse en estos versos de Góngora:

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