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un / donde quiera que esté, y alabando ó ensal- zando la virtud, donde quiera que se halle. De este indispensable dote carecen muchos historiadores, sobre todo franceses, al hablar de España; no porque todos sean hostiles á nuestra patria, sino porque la han mirado casi siempre con prevención. Esto inspiró al malogrado Balmes la siguiente máxima: «4u- tes de leer una historia, lee la ida de su autor, y en ella encontrarás la clave de muchas cosas que hallarás en la obra.» La libertad es una consecuencia de lo que se acaba de exponer. El autor que la tenga coartada por el temor, el agradeci- miento ú otra consideración cualquiera, no podrá ser imparcial. Aquí se debe tener pre- sente otra máxima del mismo filósofo, no me- nos importante que la anterior «La historia debe escribirse, como si no hubiera de publicarse hasta cien años después de muerto el historiador. »

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