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ES do del Pulgar; las vivas y candorosas cartas de Sta. Teresa de Jesús y de Isabel la Cató- lica; el epistolario del P. Avila y el de San Juan de la Cruz, recomendables tanto por la solidéz y energía del estilo, como por la ce- lestial doctrina que contienen; las elegantes cartas de Solís; Jovellanos, el P. Isla y otros que sería largo mencionar. Pero no pode- mos dejar de recomendar «Las cartas á un escéptico» del insigne Bálmes, como modelo de cartas científicas, morales y político-reli- giosas, que de todo tienen, y tratado con el tino y acierto con que sabía hacerlo tan gran hombre. CAPITULO XVI GÉNERO DIDÁCTICO. Comprende este género todas las obras destinadas á la enseñanza. Estas se dividen en tres clases; elementales, magistrales y mixtas, si podemos dar este nombre á las disertaciones, memorias y demás escritos de esta especie Obras elementales son las que tienen por objeto iniciar á la juventud escolar en los