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ii ci => 30 == poco menos que imposible, la razón y el arte prescriben que la novedad del pensamiento consista más bien en la forma que en el pen- samiento mismo. De esto tenemos bellísimos ejemplares en todos los buenos escritores: He aquí uno de Rioja ensu oda á las Ruinas de Itálica. Aqui de Elio Adriano, De Teodosio divino, De Silvio peregrino Rodaron de marfil y oro las cunas. Aquí ya de laurel, ya de jazmines Coronados los vieron los jardines Que agora son zarzales y lagunas. Véase con cuanta novedad están expre- sados los vulgares pensamientos, aquí nacie- ron, aquí vivieron Adriano, Teodosio y Silvio. Ya que no podemos encontrar siempre pen- samientos originales, procuremos á lo menos dar á los comunes y triviales cierta nove- dad. Por último, los pensamientos deben ser acomodados al tono del asunto y ocasión en que se emplean, lo cual quiere decir, que los pensamientos sean oportunos, ingeniosos, de- licados, graciosos, profundos bellos, etc., se- gún sea el asunto de que se trate; y como pa- ra esto no se pueden estabiecer reglas fijas, se recomienda la lectura de los clásicos, como la mejor regla que puede darse; advirtiendo que el gusto por una clase de pensamientos de-