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+ POL ¡Cuan otro era Quintilio! si una obra A su censura sometías: «Ea, Corrige esto y aquello, si te atreves,» Decía francamente. Como oyera Que una vez y otra vez por mejorarlo Habías ensayado ya tus fuerzas Sin fruto alguno: «Bórrese el pasaje, Solía sentenciar, y al yunque vuelvan Nuevamente los mal forjalos versos.» Si salías tenaz á la defensa De tus faltas, en vez de corregirlas Miraba entonces como vana empresa Tiempo y palabras malgastar contigo Para que solo y sin rival no fueras De tí mismo á prendarte y de tus obras Un crítico sensato y de conciencia Los versos tachará que encuentre flojos Tildarálos, si en ellos hay dureza Y volviendo la pluma, al desaliño Doquier imprimirá raya tremenda Cortará en los adornos pompa inútil, Hará dar luz á lo que obscuro ses Reprobará la ambigiedad, notando Los pasajes que pidan pronta enmienda, Será un nuevo Aristarco, y como algunos No dirá, no; «¿Por sola una simpleza herir yo el amor propio de un amigo? Mas ay! sérios disgustos acarrean Simplezas tales, si el autor un día Objeto viene á ser de escarnio y befa FIN DE LA PRIMERA PARTE

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