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— 147 — Y audaz un nuevo personaje creas, Consecuente hasta el fin, aquel caracter Que empezó á demostrar jamás desmienta. . Propiedad harás tuya un argumento Que ya se manejó, si uo te encierras En un círculo ruín, ya conocido; Si los lances no tomas á la letra, Escrupuloso traductor; si en alas De la servil imitación no llegas A estrecho tal, que atrás volverte impidan Tu amor propio ó las leyes del poema. Ni empieces como el otro poetastro: «Voy á cantar la renombrada guerra, Los destinos de Príamo),...» Y ¿qué vemos Después de tan magnífica promesa? Un ratón parirán al fin los montes Que nos hará reir. ¡Cuanto más bella La entrada de aquel otro, cuyo juicio Jamás se aparta de la sabia senda! «Enséñame á cantar, 0h Musa, al héroe, «Que hundidos de Jlion los muros viera, «Tantas gentes, y pueblos, y costumbres. Arrancar de la luz humo no intenta, Sino del humo luz, para encantarnos Tras esto con portentos y bellezas. Al propósito va siempre derecho, Y al fondo de la acción al lector lleva, Cual si le fuese familiar, dejando Cuanto no añade brillo á su poema; Inventa de tal modo,con tal arte Lo cierto y lo fingido entre si mezcla, Que ni el medio desdice del principio, Ni el fin del medio por su plan discrepa. . Oye, escritor;lo que conmigo el pueblo Espera de ty númen. Si deseas Apláusos arrancar y que el concurso No abandone el teatro hasta que venga Pidiendo el coro la final palmada, En cada edad, como el decoro ordena, Nota bien las costumbres; y los años Jamás confundas con la infancia tierna. El niño que ya sabe algunas voces Y con seguro pié mide la tierra,

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