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— 143— De locuáz y difuso el otro peca; Aquél por ser sublime, dió en hinchado; Cobarde éste se arrastra por la tierra, Temiendo al huracán, si toma vuelo; Su cuadro el otro amenizar anhela...... Y ¡oh prodigio! delfines en los bosques, Y en el mar jahalíes representa; Que huyendo de un extremo en otro damos, Si no es el arte nuestra norma y regla, LV a V. Antes de que elijais ningún asunto, Medid bien escritores vuestras fuerzas; Ved si es carga que esceda á vuestros hombros, Y si fuere mayor, dejadla quieta. Tendréis acierto, claridad, facundia Como en esa elección haya prudencia, VI. El mérito del orden, sus encantos Consisten, á mi ver, en que el poeta Lo que debe decirse, al punto diga, Reservando sagáz para otra escena Lo que allí deba estar, y eh que con tino Desechar y elegir á un tiempo sepa. VI. Coordina las voces circunspecto, Y al lenguaje darás gracia y nobleza; ¿Deberá ser mal visto que yo aumente Con mi humilde caudal la patria lengua Que enriquecieron los Cantones y Enios Con mil voces y mil? Palabras nuevas Será lícito usar, siempre lo ha sido, Si del cuño corriente el sello ostentan, Cual suele el bosque con verdor ameno Volverse á engalanar, y las primeras Hojas¡sacude al recorrer el año Su círculo veloz, así las viejas Dicciones van cayendo, al par que lucen Sn vigor juvenil otras modernas. El hombre, y cuanto es suyo, todo muere. No pueden sus palabras ser eternas; Muchas renacerán que ya murieron;