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— 138 — á desprecio, ó reprendiéndolos con indigna- ción y vehemencia. Góngora, Quevedo, Var- gas, Ponce y algunos otros lo hicieron del primer modo y Jovellanos del segundo. Con el nombre de epístola se designa una carta poética en su fondo y forma. Pueden clasificarse de varios modos, según el asunto que traten: y así hay epístolas morales, filo- sóficas, políticas, elegiacas, descriptivas, etc. Para ellas no hay ninguna clase de versifica- ción designada; por lo tanto, el poeta puede usar la que más le acomode. Entre los que han sobresalido en esta clase de composicio- nes, merecen ser citados, Rioja, Meléndez y los Argensolas. La fábula ó apólogo es la narración de una acción atribuida á seres de cualquier clase, animados ó inanimados, siempre co nel objeto de sacar una lección provechosa para las cos- tumbres, que se llama moralidad. Leyendo las de Samaniego é Iriarte, que son los mejo- res modelos antiguos que tenemos en nuestra literatura, se conocerá mejor el fondo, forma, plan y objeto de la fábula, que con todas las reglas que podemos dar. Actualmente ha es- crito muchas, y muy morales D. Cayetano Fernández. No terminaremos este breve tratado de Poética sin dar un consejo al alumno que sien- ta bullir en su pecho la llama de la inspira-