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— 124— Lo que Vos tan bien sabeis A dó llega mi querer Mejor que yo lo véis Vos; Y pues Vos lo echais de ver, Lo que debo es responder: Vos lo sabéis bien, mi Dios. Tu afición, ¡ay alma bella; Bien sé yo si es mucha ó poca; No pregunto por sabella, Sí, porque gusto más de ella, Oyéndola de tu boca; Ya sé que me quieres bien; Mas porque este amor tan santo Entienda el mundo también, Puesto que me quieres tanto, ¿No me dirás como á quién? A. Si en cielo ó tierra yo hallara Cosa alguna á que igualaros O á quien como á Vos amara, Dios mío! yo procurara Con alguno compararos; Mas, pues, como Vos no hay dos, Porque Vos sois verdadero, Unico y Eterno Dios, ¿Sabéis como á quién os quiero? ¡Señor mio, como á Vos! Fr. Diego Murillo, Pueden glosarse también asuntos en pro- sa, como hizo Quevedo con el Padre nuestro, el B. Diego de Cádiz con el Miserere, y otros autores con varias oraciones, advirtiendo que si las palabras glosadas no forman verso com- pleto al fin de la estrofa, entonces la compo- sición se llama paráfrasis más bien que glosa. Esta, además del último verso glosado al fin de cada estrofa, puede tener otros combina-

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