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Haz, Madre mía, que tu nombre sea El último suspiro de mi boca! Sánchez de Castro. El cuarteto consta de cuatro versos en- decasílabos, que pueden consonar entre sí primero con tercero y segundo con cuarto, como se ve en el anterior; ó bien primero con cuarto y segundo con tercero, como se ve en el siguiente de Garcilaso: Oh dulces prendas, por mi mal halladas! Dulces y alegres, cuando Dios quería; Juntas estais en la memoria mía Y con ella en mi muerte conjuradas. La cuarteta ó redondilla solo se distin- gue del anterior en el metro que es octosí- labo, pues en la consonancia admite las mis- mas combinaciones. EJEMPLOS: Siempre trabaja en su daño El astuto engañador; A un engaño hay otro engaño A un pícaro otro mayor. Samaniego. Ay de mí! que sin razón Pasé la flor de mis años En medio de los engaños De aquella ciega afición! L, de Vega.

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