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[18] siones de la soberbia, las intrigas de la ambicion y cohechos de la avaricia. ,,Yo soy el que soy, dice » el Señor, y fuera de mí no hay Dios: á mí estan » sujetas todas las cosas; yo las crio, ordeno y con=- » servo todas. Ego Dominus faciens ommia. Yo crio » la luz, y formo las tinieblas: yo reparto las suer- » tes y destinos de los hombres: yo edifico y des- » truyo: yo humillo y ensalzo.” Es cierto que co» mun y ordinariamente se vale en todas las cosas de las causas segundas; pero como sin su voluntad no ostentan sus resplandores las estrellas, no se mueven en los árboles las hojas, no se desenro- llan de sus capullos las flores; asi no se mueyen los corazones de los hombres. En sus manos tiene aun los de los Reyes, y los dirige y mueve adon- de quiere. Sirvióse pues de mover el de nuestro amado Soberano el Sr. D.. FERNANDO VII, para que cuan- do el nuevo Ministro general dormia los místicos sueños de un Samuel en el santo templo de su re- tiro, le recomiende y proponga al comun Padre de los fieles; y este vicario de Jesucristo en la tierra le llame al sublime y delicado ministerio de presidir, ministrar y gobernar 4sus hermanos. ¡ Ay, Rmo. Pa» dre! ¿ Y qué deberemos hacer vuestros hijos en re- compensa de beneficio tan grande como en esto