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mara su enmienda necesarios, y con + ella dificulta más cada dia el reme- diode su alma. ¡Ah! Si una vida uo ficada suele tal vez claudicar en la ve- 'jez, como se vió en Salomon; ¿qué es- —meranza deja de corregirse en sus culpas $ que hasla la senectud ha vivido re- Jajado? Conozcamos nuestro yerro: te- mamos nuestro peligro, y tralemos de esperar la hora de nuestra muerte, pre- venidos con el óleo de la caridad, de la penitencia y de las demás obras bue- nas con que supo esperarle y salió á —tecibirle san Lorenzo. Amémosle co- ino él sobre lodas las cosas, con todo -puestro corazon y con todas nuestras fuerzas, para no desmerecer en aquella última terrible hora el eficaz auxilio de su gracia, sin el cual ni aun los jus- tos pueden morir santamente. Meditese esto «algun espacio, digase luego la oracion Gloriosísimo y bien-- - aventurado Padre, etc., y despues la si- guiente Es ORACION. - —Felicísimo Padre, protector y aboga- do mio san Lorenzo, mistica palma, 9 > * Y e e á 6 sí á + $ Lia ñ Ny $ a € A Ú led po —

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