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lia socorrerlos ocurria á los divinos, valiéndose del don de hacer milagros que Dios le habia conferido; daba salud 4 los enfermos, vista á los ciegos, piés 4 los baldados, habla á los mudos yvi- “da á los muertos. Vencia frecuente- mente su caridad á la humildad de su “corazon en estos casos; pues por mas que su deseo de abatirse le gritase, su compasivo amor al prójimo le inclina- “ha á obrar en su fayor algun prodigio, e eS ca * do E ER Ka + cuando no encontraba otro arbitrio ara su consuelo. | En las necesidades espirituales fué siempre su caridad más fervorosa, y más admirables sus efectos. Ardia su corazon en vivas ansias de salvar á lo- os, y por lograrlo no omitia medio al- -guno de cuantos para este fin juzgaba - convenientes. Los judíos, los herejes y los pecadores experimentaron bien los esfuerzos de su caridad; y el sinnúme- 0 de los que se convirtieron acredita 1eficacia de su predicacion y el fue- gode sus palabras. Los gravísimos tra- bajos que padeció, los malos tralamien- los que sufrió, y las repetidas veces que con júbilo de su espíritu vió ex- puesta su vida á los mayores e Y E

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