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3 y o) sá A 3 de su voluntad con la de Dios. Estaera dE la que le hacia no sólo resignarse en - He sus trabajos, como el santo Job, sino Als alegrarse tambien con el apóstol san> Se Pablo en sus mayores tribulaciones, Aa Las del espíritu exceden sin compara: * NE: cion á las del cuerpo, tanto más cuanto ode es más noble y delicada esta prin= 7 cipal porcion del hombre que pade- | ce. Los desamparos de Dios, las tenta- ciones repetidas, los interiores descon= suelos, tedios, tristezas y oscuridadeg del alma son el fuego en que al modo que se prueba el oro en el crisol, exa= mina el Señor la virtud de sus escogi= dos. Con este durísimo tormento, que — E no dudan comparar alguna vez los mís.- A+ ticos con los que padecen los condena- SS dos en el infierno, fué probada la cons- tancia de san Lorenzo de Brindis en distintos tiempos de su vida; pero ha= lado siempre fiel en la tentacion como Abrahan, se hizo digno como él de las EA divinas promesas, que están asegura= Hee das para los que á ejemplo de Jesucris- Boo 10, y por su amor, gustan alguna parle del amarguísimo cáliz de sus penas. ¡Amable virtud! pues con ella le es de consuelo al justola más dura adversi-
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