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Ber E e de Pi SA E . AA E i « 2 peo $ E iS > A $ > v $ H. X O cuántos documentos pueden dedu- “cir de aquí los jóvenes para su necesa- “ria instruccion! El camino de estos, ú a conducta de su vida el tiempo de su “adolescencia le fué del todo desconoci- do al sapientisimo Salomon. Considere mes el jóven lo mucho que tiene de que temer, y reflexione la uTgente ne- cesidad en que se halla de encaminar sus pasos por la senda recta de los di- vinos Mandamientos, para no precipi- tarse desde los primeros pasos de su ida. Es la mocedad aquella edad pe- -Jigrosa en que más que en otra alguna tiene su mayor riesgo la virtud, y vive mas expuesta el alma á su total ruina. —Enella tienen mayor fuerza las pa- siones, mayor incentivo los vicios, y nuestros enemigos mayor actividad contra nosotros. La liviandad, la sen- -sualidad y la concupiscencia le agitan -con sus recios movimientos: la irasci- - ble lo avasalla, la ignorancia lo dirige, y la necia inconsideracion, con la tor- pe inconstancia, gobierna todas ó las más de sus acciones. En ella se expone