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«Md la. guerra y el principio de la paz, como, en verdad, lo- eres; permitenos aquí el canto del real profeta: Hee dies quam fexit Dominus, exultemus et letemur in.ea . A Domino factum est istud. Pero concluyamos ya nuestras meditaciones so- brela Vicgen de la Paz y apliquémonos a su conse- eución con todo el interés de nuestro corazón; no basta:meditar, sino que es preciso ejecutar. Utilice- mos los: medios que se nos han dado, recibiendo a Jesús en la Eucaristía con fervor, aceptando las en- señanzas de la Iglesia con docilidad, abominando £on; hortor' la. envidia que corroe (los: corazones y detestando con toda nuestra alma aquellas lecturas que trastornan el seso y no dudemos: viviremos en paz, moriremos en el ósculo del Señor y cantaremos las alabanzas de nuestra augustísima Señora en el grandioso reinado de la paz. Así sea. ORACION PARA ESTE DIA ¡Oh santísima Reina de la Paz! ¡oh admi- rable Madre del Altísimo! miradnos una vez más ante Vos con la súplica en nuestros la- bios y ¿haced que os pertenezcamos en. la vida y en la muerte, en la tierra y en el Cielo. En busca nuestra vinisteis y a nuestras puer- tas llamasteis, ofreciendo la paz a todos, indis- tintamente; no consintáis se pierda uno solo de cuantos la aceptaron y. os amaron. Ea, digumísima Reina de la Paz, sed nuestra Ma-
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