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E A a realizar. Recordémosilo bien y pongámonos en ca- mino -con la: diligencia extraordinaria, que se ob- serva, entodos los que contemplan próxima la hora de su grandeza y felicidad. Un lugarcito en la Cor= te bienaventurada,. donde presidirá la dulcísima Virgen, como Reina de la Paz, sentada: junto al trono eterno de su divino Hijo, será para nosotros el imperio de los imperios; un lugarcito en aquella mansión de paz será el final de todas nuestras la- bores y vel complemento de nuestras aspiraciones. Recordémoslo bien y seamos perseverantes, firme- mente persuadidos: de que. nos falta poco para el logro: de todos nuestros anhelos. PUNTO SEGUNDO Exaltación y paz eterna Es consuelo: gratísimo, :almas piadosas, para los verdaderos amantes de la paz contemplar a la Vir- gen María en todas las etapas de la historia huma- na, ocupada siempre en conciliar, restaurar y ha- cer la felicidad de: los: infortunados hijos de Eva. Como Aurora, : Nuncio y Alianza de Paz, fué la esperanza y seguridad de los caídos en la esclavi- tud; como Madre y Fuente de la Paz, trajo la repa- ración y la dicha; como Arco-lris de Paz, ha cons- tituído la defensa de los redimidos; como Abogada de la Paz, no ha cesado de intervenir ante el tribu- nal de la divina justicia, con el propósito de impe- dir los castigos de los transgresores; y finalmente, como Promotora de la Paz, ha sábido convencer a los rebeldes de la necesidad de la sumisión a su
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