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promotor de la discordia al envidioso, que rompió la amistad entre Dios y el hombre? ¿Por qué, pues, se ha de pretender que no llamemos Promotora de la Paz a la única criatura, que con sus virtudes y encantos deshizo cuanto había hecho el maligno, reconciliando a los beligerantes y procurando a la humanidad una paz inquebrantable? ¡Ah! no vaci- lamos en aclamarla como tal, a ejemplo. de los san- tos, puesto que fué la Promotora de la Paz, desde el principio, y lo será hasta el fin. ORACIÓN PARA ESTE DÍA ¡Oh felicísima Promotora de la Paz! ¡Oh inmaculada Virgen María! continuad vuestra obra de pacificación, mientras haya hombres en la tierra, y no permitáis que vuestro pri- sionero. logre con la cola de la serpiente lo que logró con. su boca. Ya llevamos escrito en nuestras frentes el título de hijos de Dios; ya hemos recobrado la paz perdida. Auxiliad- nos, Virgen santa de la Paz, para que no vol- vamos a perderla con nuevas ingratitudes y rebeldías; y si en alguna ocasión la perdiése- mos, volad a nuestro lado, y no os separéis de nosotros, hasta que, otra y mil veces, la hayamos recobrado. Libradnos de nuestro amor propio, causa de la mayoría de las con- tiendas, y salvadnos. Y para que vivamos

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